Como Isaac no para de llorar, hemos ido a pedirle ayuda al ser más especial que hay en el Santuario... Samuel.
Nos vamos Coque y yo a los prados grandes que es donde están todas las vacas, toros y terneros, y no se veíamos a Samuel, aunque suponíamos que estaba entre matorrales del último prado.
Como yo soy un payasete, he dado una voz diciendo: SAMUEEEEEEEL!!!!! VEN HIJO... QUE NECESITAMOS TU AYUDA, QUE HAY UN NUEVO HABITANTE PEQUEÑÍN QUE NO PARA DE LLORAR Y HACE FALTE QUE LO CUIDES!!!
Para nuestro asombro, de repente vemos salir corriendo a Samuel como un loco desde lo lejos, el único que se movía y lo hacía como si se le fuera la vida en ello. ha parado en seco al llegar a nosotros y le hemos explicado lo que pasaba y que se tenía que venir con nosotros. ha cogido el tío y ha dado una carrera que se ha ido al principio de los prados y allí nos esperaba, como si lo hubiera entendido todo a la perfección, y al llegar de nuevo a su altura ha dado otra carrera yendo hacia el patio donde está la nave. Desde allí nos ha acompañado hasta la cabañita donde vivimos y está Isaac con nosotros.
Y lo que viene ahora ya os lo podéis imaginar porque conocéis a Samuel y sabéis que es amor puro.